Llego a mi pequeña ciudad, es Viernes Santo. Todo, absolutamente todo, está plagado de coches. Coches aparcados en las aceras, en todas las aceras... me cuesta trabajo aparcar. Al fin encuentro un lugar, además de estar en la acera no esta en el lugar correcto, este mes toca el otro lado. Por un momento pienso en la cantidad de multas que se podrían poner, pero no importa es Viernes Santo, y en un día como hoy todo se paraliza. Subimos a por el hornazo, es Viernes Santo, tienes que llevar tu hornazo, otros años lo hemos hecho, pero este año no, lo compramos en mi supermercado favorito.
Subimos, la procesión esta pasando. Como caen algunas gotas, algunos de los penitentes van con su paraguas, es curioso, pero es así. Este año, por culpa de la lluvia la Virgen y el San Juanico no han salido, no tienen con que resguardarse de la lluvia. El Nazareno si.
Como todos los años, al llegar al lugar señalado, la procesión se disuelve. De repente ves a todos los penitentes que se han quitado sus capirotes o sus verdugos y que en la mano en lugar de una vela portan una cervecita... para ver pasar a Jesus. Pero Jesus tarda y no llega, el motivo es que cientos de personas lo portan, no lleva costaleros al uso, son las personas de esta mi pequeña ciudad, la que con todo el fervor del mundo lo llevan. Este fervor popular hace que la imagen avance tanto hacia adelante, como hacia atrás, así como a la derecha como a la izquierda. Esta demora justifica la cervecita de los penitentes...
Una vez llegados al calvario, Jesus nos da la bendición, da la bendición a miles de personas con sus respectivos hornazos. Todo el mundo alza sus manos llevando el hornazo, posteriormente ya podrá ser comido. Ahora todo el mundo comienza a bajar del calvario, van a sus casas, a comer, a tomarse una cerveza...
De pronto, cuando Jesus, que está bajando, llega al punto indicado, la procesión vuelve a surgir: penitentes, tambores, cornetas, sayones y romanos, todos ellos vuelven a la procesión y juntos encierran al Nazareno.
Habrá que esperar otro año para volver a verlo salir.
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