viernes, 22 de abril de 2011

Parece que se ha callado.

Definitivamente, no me compraré un perro. Un gato... podría, pero un perro no. El perro-oveja no para de ladrar, no se exactamente que es lo que le pasa. He intentado cansarlo, jugando con él y con las zapatillas. Si, es un perro un poco fetichista y zapatilla que encuentra zapatilla que se lleva. Ahora mismo ya se ha callado, espero que le dure porque me está poniendo un poco histérica.

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