Piñonate, dícese de unos rosquillos semanasanteros que se hacen en mi casa, desde tiempos inmemoriales. Todos los años los hace mi abuela, pero como ya está mayor, este año me ha tocado hacerlos a mi.
Ingredientes:
- Cuatro huevos
- Un vaso mediano de azúcar, de leche y aceite tostado
- Un sobre de levadura
- Canela al gusto
- Ralladura de limón
- Harina, aquí entramos en la duda de ¿cuanta? la clave de esta vez es que sea una masa que pueda ser manejada con las manos, sin que se te quede pegado en los dedos... pero sin que esté muy dura.
Bueno cuando ya tenemos todos los ingredientes, pues se hace lo típico: batir los huevos, unirles el aceite, la leche, el azúcar, la canela y la ralladura del limón. Cuando este todo bien mezclado se le pone la levadura se debe mezclar bien antes de empezar con la harina, que iremos poniendo lentamente hasta encontrar el punto explicado anteriormente.
Cuando ya tenemos la masa, toca el arte de freírlos. Por que si, es un arte. En una sartén profunda se pone el aceite tiene que estar caliente, pero no mucho. Echamos la masa, intentando hacer rosquillos, (esto es bastante difícil) con la sartén retirada del fuego, para que "suban". Luego con el fuego flojito, a modo mechero, los dejamos hasta que estén dorados. Es evidente que en esta parte del proceso necesitas ayuda, necesitas una persona que se encargue de la sartén. Una vez ya fritos se sacan de la sartén, es lo lógico, se ponen en un plato con un papel de cocina para que escurran el aceite sobrante y se rebozan de azucar con canela.
En el momento que esten un poquito frios, por el tema de no quemarnos, estan listos para comerselos.
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