La mañana se había levantado con niebla. No se veía. Ella debía coger el coche para ir al trabajo. No le gustaba la idea, no le gustaba conducir. Sin embargo a él si que le gustaba, no entendía por qué se había ido a vivir a aquel lugar, tan lejos de todo. Había que coger el coche para todo, y a ella no le gustaba. Discutian siempre por este motivo. Él no lo entendía, fue ella la que decidió vivir alli.
Era un barrio nuevo, los pisos extrañamente eran grandes, habría un colegio en las cercanias, o al menos eso le habían dicho. Aún no tenían niños. No había comercios, ni gente por la calle paseando... era un barrio fantasma.
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