sábado, 11 de junio de 2011

La boda.

El día siguiente sería un día largo. Tendría que madrugar, ir la peluquería, coger el coche hacerse más de doscientos kilómetros y llegar a la boda. Aunque no existían lazos familiares, se encontraría como en familia, mejor dicho se encontraría en familia. 
Seguro que se emocionaba, las bodas casi siempre la emocionaban, la conmovían, en cierta forma soñaba con ello, ella quería casarse, formar una familia, tener hijos... sin embargo el tiempo pasaba y eso no llegaba. Estaba aprendiendo a vivir sin esperar, a ver como iba consumiendo parte de su vida y a ver como esa faceta no se veía completa. Estaba aprendiendo a vivir sola, y en cierto modo no se sentía mal... solo en momentos como aquellos le asaltaba la tristeza. 
Momentos en los que miraba a su alrededor y veía como las personas a su alrededor todas tenían sus historias, ella se preguntaba como lo hacían, como era tan fácil para todo el mundo y a ella se le hacía un mundo. No lo entendía.  Suponía que tendría que existir personas como ella, personas a las que el amor nunca llamara a su puerta. Sin embargo conocía a muy pocas... con lo fácil que sería que dos de estas personas se encontrasen y se hicieran felices. Pero no, el amor siempre era  cruel con ellas  ¿Qué le iba a hacer? Si era una de estas,  tendría que vivir con ello. A veces le pedía a dios, por que era creyente aunque a veces no lo demostrase... no el tener una familia, sino la fortaleza para no tenerla, la fortaleza para ser feliz así como estaba: sola. 
Sabía que al día siguiente le asaltarían todos estos pensamientos, se preguntaría como era posible que siempre se enamorara de la persona equivocada.  Se preguntaría si alguna vez el amor llamaría a su puerta, porque ya se había cansado de llamar a la puerta del amor... pero eso ya sería mañana porque hoy ya era bastante tarde....

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