domingo, 6 de febrero de 2011

Senderos

Había sido un buen sendero. No muy largo, no muy difícil y coronado con ese maravilloso arroz que encargaban siempre que hacían senderos por aquella zona.  Subieron alto, las vistas, espectaculares, y sobre todo habían pisado la nieve. Al paso que iban, esa iba a ser la única vez que la pisaran. La meteorología parecía haberse conjurado para que no fueran a esquiar. Pero bueno, afortunadamente la nieve duraría unos cuantos meses mas.
Una de las cosas que más le gustaba cuando realizaba estos senderos, era la posibilidad de disfrutar de la naturaleza en silencio y la posibilidad de pensar.
Pensar, darle vueltas a las cosas. De repente pensó que caminaba en el desierto, y que todo lo que veía a su alrededor eran meros espejismos y que cuando se acercara a ellos desaparecerían.

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