miércoles, 12 de enero de 2011

¿Quien me mandaría venir?

He estado a punto de rechazarlo, pero al final en un ataque de responsabilidad, he decido que no. Debía hacerlo.
Alli estaba yo, sentada frente al ordenador, esperando la información  que me sacaría de la oscuridad... que me adentraría en  un nuevo mundo: el de la tecnología.  El de las nuevas tecnologías.
Sin embargo, ¿donde me había metido? ¿donde estaba la información deseada? ¿donde estaba la panacea que nos estaban vendiendo?
Mi primera intuición era la correcta: no debía haber venido, y supongo que no vendré más.

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