Cuando se aumenta la familia, animalisticamente hablando, surjen los problemas. Realmente, como si de personas se tratase, los pobres animales ven amenazada su casa y sus posesiones, sobre todo si lo que hablamos es de una gata, dueña y señora de toda la casa y un perrito joven y jugueton, que solo sabe destrozar papeles, morder zapatillas... que no traertelas porque se la tiras, y va a por ella pero luego no consigues que te las traiga, como mucho se la lleva a su dueño, pero tampoco se la da.
Y ahora mismo, ahi estan los dos: la una bajo la mesa rugiendo cada vez que se acerca, el otro jugando con las zapatillas, que le he tenido que lanzar para que la pobre gata no se me vuelva loca.
Espereremos que algún día se lleven bien, por si las moscas...
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