Preguntas que debieran hacerse y que sin embargo no se hacen. Bien porque ya sabemos la respuesta de antemano, ¿para qué prengutar si la respuesta va a ser no? o ¿para qué preguntar si las consecuencias de la pregunta pueden ser nefastas? Sería lo más sano, lo más normal, lo más adulto... y sin embargo nos empeñamos en comportarnos como esos seres con los que todos los días libramos mil batallas.
¿Por qué no somos capaces de expresar los sentimientos? Con lo fácil que sería ser claro, preguntar, decir, expresar los sentimientos... sin embargo el miedo al rechazo, al ridiculo... hace que sigamos impasibles, indiferentes... si al fin y al cabo ya se nota en nuestros gestos, en nuestras palabras, ¿para que expresarlo a los cuatro vientos?
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