La voz de televisor apagó las risas y las algarabías. No se había dado cuenta. En realidad su mente estaba en otras cosas, más o menos importantes. Al darse cuenta se sintió en cierta manera mal, lo reconocía... no había hecho nada por integrarse, por relacionarse... pero a estas alturas de la película no creía en las amistades de generación espontánea, estas de que amigos que somos... ah es verdad que nos conocimos ayer... y hoy ya eres mi amigo del alma.
En ese sentido la vida no se había portado muy bien con ella, bueno en realidad no podía quejarse, estaban los incondicionales, los que da igual a la hora que llames... siempre estarán ahí. De esos normalmente hay pocos, con los dedos de una mano te suele hasta sobrar. Luego están los que la distancia pone kilómetros por medio y a la larga se acaban olvidando. Luego están los que de alguna u otra forma te fallaron o te decepcionaron.
Era tímida, muy tímida, aunque no lo pareciera, las distintas situaciones le habían hecho cambiar, adaptarse, al fin y al cabo vivir. Lo tenia claro: cuando la vida la pusiera en otro lugar sería capaz de adaptarse, aunque este año no lo estaba consiguiendo. ¿qué es lo que estaba pasando? ¿qué había pasado? Realmente se encontraba en el limbo generacional: tal vez joven para algunos, y por el contrario mayor para otros foros... no lo sabía.
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