De pronto, no era uno, sino varios... uno tras otro, poco a poco fueron viéndolos. A ella amante de la simetría, no le gusto casi ninguno. Daba igual, era una mera espectadora... bueno no, mejor una consejera. El habló poco, preguntó poco. Estaba serio.
Todo tenia sus pros y su contras, como todo en esta vida. Así lo dejó, inmerso en sus pensamientos, buscando ¿quizas la felicidad?
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