Comienza la temporada de senderos. Hace casi dos meses que no hago ningún tipo de deporte y evidentemente mi cuerpo se resiente. Me duele todo, todo. Tengo unas ganas de que llegue la hora de meterse a la cama y poder dormir.
La primera parte del sendero ha sido mortal, pensaba que me quedaba allí en medio de aquella maldita cuesta que era infinita y nunca se acababa. Después un poco de aventura: bajada de barrancos... una bonita estampa para que alguien se nos hubiese despeñado.
Y cosas que no entiendo, como ese buen hombre que siempre va con sus amigas Sofia y Filo, que nunca va rápido, que siempre pide por favor que nadie lo adelante hoy ha metido el turbo de unas maneras que son ni normales... bueno sé que no estoy en forma, pero no he sido la única en pedir una parada técnica.
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