No podía creerlo. No le podía estar pasando otra vez. Definitivamente no era justo.
Fríamente intento pensar en todos los acontecimientos, pensar en todas las palabras, en todos los gestos... no encontraba donde había fallado, el corazón le oprimía en el pecho y solo tenía ganas de llorar. Era la segunda vez que era rechazada, no llegaba a entenderlo.
Seguramente las razones estaban claras, aunque ella no las supiese. Por algún motivo ya no era bienvenida, ya no era avisada, ya no la querían... y lo peor es que no sentía rabia, ni pena, solo una sensación de soledad que partía el alma, realmente los echaba de menos.
Aún así debía ser fuerte, pronto abandonaría aquellos inhóspitos parajes y tal vez en un nuevo lugar sería feliz.
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