Ella de repente pensó en el mañana, pensó en el ayer y por supuesto también pensó en el hoy. Pensó en el día a día, pensó en el trabajo y también en lo que no era trabajo. Pensó lo afortunada que era su vida... no ansiaba más de lo que tenía y según ella esa era la mejor forma de ser feliz.
Las demás personas podían pensar que no tenía sueños, ni aspiraciones, ni deseos... claro que los tenía. Algunos los había alcanzado y otros no. Pero aquellos que no pudieron ser, no eran un lastre en su vida. Había aprendido a no luchar por aquello que no tenía remedio, por aquello que no podía ser, por aquello que jamás sería. Había aprendido a dar carpetazo y seguir con su vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario