Se levantaron temprano. Demasiado temprano. La noche anterior no habían salido a dar una vuelta, pero el calor de dentro de la casa, hizo que estuvieran hasta las mil sentadas en el patio. Se estaba tan bien. Después, un rato con el trasto nuevo del que se había agenciado... Se le hizo tarde, con lo que tenía que madrugar...
No tenía más remedio, sus obligaciones presidenciales hacían que ese viaje fuese tan importante... ella no había pedido aquel cargo, pero aquello era una obligación y como tal debía cumplirla. Así que se levanto temprano, se dio una ducha, cogió el coche y se encaminó a su destino.
Tenía sueño, mucho sueño, una hora de coche y un café fue necesario para que continuase su viaje, otra hora más y tuvo que parar a estirar las piernas... cuarentaicinco minutos más y ya no tuvo más remedio: parar y que condujese su acompañante. Hablaron durante un rato y después el sueño invadió sus pensamientos. Despertó bruscamente, el acompañante no conocía bien el camino, por lo que tuvo que guiarlo.
Llegaron al que fue su hogar tan solo por un año, pero que a ella le llenaba de tristeza, ya que lo eligió y sabía perfectamente que nunca volvería allí. Revisaron toda la documentación y no podía creerlo, el motivo de aquel viaje relámpago, aquellos papeles no estaban allí. Llamó a su asesor personal a ver si él podía echarle una mano. Encontraron la solución, pero era domingo, así que no teñían nada que hacer. Con una pequeña salvedad... era principio de mes y en aquel lugar donde ya no vivían, los miles y miles de centros comerciales abrían siempre el primer domingo de mes... así que cambiaron las obligaciones presidenciales por unas visitas a las rebajas...
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