11 de marzo

Se acaba el día y practicamente ha sido un 11 de marzo más. El año que viene hará diez años, pero como este año tocaba el aniversario número nueve pues no ha sido suficientemente renombrado. Yo, que aunque no suelo ver las noticias en la televisión, puedo ver los periódicos on-line como veinte veces al día, y este año he tenido que buscar, entre las noticias de los miles de políticos corruptos que asolan el país, una referencia, al que, a día de hoy ha sido el atentando más brutal perpetrado en este país. 

Creo que puedo recordar casi perfectamente como se desarrollo aquel día: me levanté para ir al trabajo, era el segundo día en ese instituto y como el día de antes de antes había llegado tarde me propuse no volver a llegar tarde. Sin embargo no lo conseguí.
Cogí el tren, como todas las mañanas desde que en septiembre me fui a vivir allí, y el tren se movió, hicimos la primera parada, y en la segunda el tren paró. Alguien comentó algo de un atentado, y de repente sonó el móvil, era mi madre y mi hermana: " si yo estoy bien, aquí parados que no vamos para ningún lado". Parece que el tren se mueve... pero ni siquiera terminamos de salir de la estación y debemos salir de los vagones. Saltamos a las vías, ya que habíamos salido de los andenes.
Comienza mi peregrinar, para conseguir llegar al trabajo, me llaman mis compañeras de piso, para cerciorarse que estoy bien, después ya no consigo contactar con nadie. Autobuses sin saber muy bien donde debo ir, más un poco de metro... de las ocho de la mañana, hora a la que tendría que haber llegado a casi las doce que llego al instituto, explico lo que me ha pasado y poco a poco soy consciente, aunque no del todo, de lo que ha pasado ese día, de lo que ha ocurrido este día. Consigo volver a casa: el metro más el bus me llevan a ella.
Una vez allí, ya si  soy consciente de todo lo que ha pasado.
Al día siguiente hay que trabajar, silencio en el metro, en el bus, en el tren, silencio y lágrimas.