martes, 11 de marzo de 2014

11 - M

Estaba en el cercanías, camino de Atocha para ir a trabajar. De repente el tren se paró en Villaverde Alto. Lo primero que pensé es que iba a llegar otra vez tarde. Poco a poco la gente del vagón comenzó a hablar de un atentado en Atocha. No recuerdo bien si fui yo la que llamó a casa o si fue mi hermana la que me llamó. Lo que si recuerdo perfectamente la voz de alivio de mi mi madre cuando hablé con ella. Llamada de mis compañeras de piso para ver donde estaba y después ya no pude hablar con nadie más. Las lineas estaban saturadas. El tren comenzó a andar de nuevo, quizás unos 500 metros. El caso es que nos bajamos ya fuera de la estación. Como tan solo llevaba unos siete meses viviendo en Madrid no controlaba el transporte público, así que llegar al instituto, (ya que soy profesora) me costó bastante. En esos momentos no sabía exactamente lo que había pasado, solo al llegar al trabajo a eso de las once de la mañana fui consciente de la tragedia.
¿Cómo me sentí? Realmente sentí miedo, ya que perfectamente podía haber cogido el tren anterior y aunque estoy segura de que no me hubiese pasado nada, di gracias por mi impuntualidad.
Si aún siento escalofríos al ver las imágenes de los trenes por la televisión, no quiero ni imaginarme como sería, si lo hubiese vivido en primera persona.

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