De repente le entró el pánico. La alegría de la mañana se había convertido en temor. Tendría que comenzar de nuevo, nuevos compañeros, nuevos amigos, nueva vida... y si no le gustaba, y si ¿echaba de menos aquel arido lugar? Y si, ¿ su elección no había sido la más adecuada? y si, y si, y si...
Si las cosas se desarrollaban bien, por primera vez en mucho tiempo se habría acabado la provisionalidad en su vida y realmente no sabía como gestionar aquello.
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