Lo reconozco nunca me ha gustado la mentira. Nunca me ha gustado que me mientan y nunca me ha gustado mentir, aunque esto último si hay que hacerlo lo hago, pero nunca me he sentido a gusto.
Imaginense que salen de la oficina y escucha a sus compañeros que están quedado para comer, evidentemente usted no va a ir con ellos tiene mejores cosas que hacer, y usted en un amago de cordialidad pregunta, ¿Anda, que vais a comer? y te contestan ... no bueno, no sabemos... aquí se unen dos de las cosas que mas me molestan, que me mientan y que me traten por tonta.
Pero bueno, que se le va a hacer, con lo elegantes y educados que hubiesen quedado diciendo la verdad y añadiendo un ¿te vienes? a lo que yo, más amable aún, hubiese contestado ...no puedo, tengo muchas cosas que hacer, muchas gracias... en otra ocasión será. Por que si una cosa he aprendido es que no se debe ir a las cosas donde una no es llamada.
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