Cuando bajó del avión hacía calor, lógico estaban en agosto y como todo el mundo sabe Madrid suele ser caluroso en esa fecha. Sin embargo ella llevaba un abrigo en su mano, en Argentina cuando subió al avión hacia frió.
Nadie la estaba esperando en el aeropuerto, había decidido no dar ni la fecha ni la hora exacta de su llegada. Llegaría y punto. Consideraba una tontería que alguien subiera a Madrid a recogerla, cojería el tren o mejor alquilaría un coche, así podría ir a su aire.
La T4 era inmensa, andaba por los pasillos con su maleta en la mano. Miraba a su alrededor, todo era tan nuevo. Después el metro, parecía que nada había cambiado, las prisas de hacía nueve años parecían las mismas.
Salvo la T4, todo parecía igual.
Todo había ocurrido tan rápido, el embarazo, la beca, Estados Unidos... sus padres no habían entendido su decisión, con lo fácil que podía haber sido todo, sin vergüenzas, sin prisas. Un pequeño viaje y todo se habría acabado. Pero ella había tomado una decisión y la mantendría aunque eso le costase caro.
No obstante, el destino, la vida o simplemente un golpe de suerte había resuelto el problema que le suponía a sus padres: la BECA, en unos meses estaría en Estados Unidos, mientras tanto una estancia en Londres para perfeccionar el ingles y sobre todo para pasar el último tramo de su embarazo.
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