Al menos por ahora, quedan unos cuarenta minutos para que se acabe el día de hoy. Día del final del mundo, según los mayas. Es que se ha especulado tanto sobre el final del mundo que en ciertos momentos hasta he llegado a creermelo. No es que haya pensado que miles de meteoritos arrasasen la tierra, ni que platillos como en la pelicula de Independent Day, simplemente está siendo más sutil: miles de parados y paradas, pensionistas que tienen que dar de comer a sus nietos con sus pobres pagas, miles de desahuciados, gente sin casa, sin recursos, sin vida...
El mundo se acaba, al menos como yo lo he conocido. Supongo que si le pregunto a mi abuela, ella vivió en tiempos más dificiles de los que hoy nos toca vivir, pero con la diferencia es que hasta hace dos días teníamos para todo... viviamos por encima de nuestras posibilidades... al menos eso es lo que nos dicen los que se han metido en los bolsillos todo el pan, el nuestro y el de nuestros hijos: banqueros, politicos, empresarios... y todo aquel que se haya enriquecido a costa de los demás.
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