No es que no me guste el frío. No me gusta que el brasero me atrape y me deje sin movimiento. Entre la tele y el brasero no hay quien me eche del salón esta noche. Tengo una montaña de ropa que doblar y ¿planchar? no, esto último no lo haré. Al menos en estas lavadoras.
Sé que debería poner remedio a mis males, pero es que tengo tan pocas ganas....
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