Se pone aceite en una sarten, se le frien unos ajillos. Se retira del fuego y se le añade el agua cuidadosamente. Se le pone un poquito de sal, y se le añade el pan rallado hasta que se forme una masa de consistencia no muy dura. Y ahora toca: mover, mover, mover y mover. Tras unos veinte o veinticinco minutos... ya están listas.
El resultado aqui.
Para ser de las primeras veces, no nos salieron mal.
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