Lo que opinen los demás no debería importarnos.
Todos deberíamos partir de esta premisa, pero no es así. Somo seres sociales, y como tales buscamos la aprobación de los otros.
Nos preocupa que piense nuestra familia, nuestros amigos, nuestros compañeros de trabajo... nos preocupa tanto que a veces nos olvidamos de quienes somos y nos convertimos en otras personas . O nos excusamos en el cómo somos para justificar nuestros fallos, nuestras carencias: "Lo siento, pero es que soy así" falta decir el te aguantas, por no decir otra cosa.
Supongo que habrá que encontrar el equilibrio entre lo que quieren otras personas y las cosas que debemos mejorar.
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